À Paris
En esta nueva sección de mi marvilloso blog comentaré anecdotas y demás historias que me ocurran en esta mi nueva ciudad.
Comenzando por el principio, una pequeña anecdotilla que nos pasó en la estación del TGV. Llegamos mi ama y yo a Hendaya casi dos horas antes, y nos sentamos en unas sillas que había en la estación. Al lado nuestro había una señora de Tafalla muy maja, con la que nos pusimos a hablar por hache o por be. La señora nos contó que ella se había a Burdeos hacía cincuenta años a trabajar de comadrona y que ahora iba allí a visitar a su hijo. También nos habló (inevitablemente) de sus nietas, que eran dos. La más mayor se llamaba Julia y era enfermera...
- ¿Julia y es enfermera?- pregunté yo- Qué casualidad, yo tengo una amiga que se llama Julia y es enfermera. Es más, la primera vez que fui a París fui con ella.
Ahí no acababa la cosa. Su otra nieta era más jovencita, estaba estudiando y se llamaba Clara.
Las dos nietas de la señora se llamaban Julia (enfermera) y Clara.
What are the odds? (de semejante casualidad, me refiero)
Llegamos a la estación de Montparnasse y a las 19:50 ya no daban cenas en los restaurantes (!) así que fuimos a un burguer. Dato acojonante: el tio de delante mío enseñó un carnet de militar y le hicieron 3 euros de descuento en la hamburguesa. Por ser militar. Yuyu. Hablando de yuyu, hay unos carteles con niños en los que pone Allons à la rencontre de Jesus (vayamos al encuentro de Jesús) que me dan ultra-yuyu. Creo que son publicidad del catecismo y me menosmolan mucho porque tienen niños y Jesús. Yuyu.
La cosa es que llegamos a nuestro destino (tras esperar una hora y media maja para un taxi en la estación). Tras un par de días de pesadilla burocrática y presentación donde nos apiñamos bastantes españoles, ocurrió una anecdota de Clara de ayer, hoy y mañana. El tema es que en los portales no hay llave, si no que tienes que meter un código. Como al tercer día yo marco el código de mi portal y no me abre. Lo marco otra vez, y nada. Qué raro. Aproveché que unos señores salían para meterme y cual es mi sorpresa cuando veo que hay otra puerta y un cartel que pone "el código es el mismo". Yo toda desesperada porque no sabía cual era código y no iba a poder entrar.
Y de repente me doy cuenta de que esa segunda puerta no estaba allí ayer. ¿Cómo había aparecido una puerta de la nada en solo un día? Y esa máquina para meter el código y ese cartel! Cuando ya creía estar en medio de un capítulo de Sobrenatural o de Expediente X salí al portal. Me había metido en el 22 en vez de en el 24. Oops!
Por lo demás, estuve con unos colegas erasmus en el museo de la armada (did somebody say propaganda?) y en la tumba del señor Napoleón y algunos hermanos suyos. El sábado hubo quedada Erasmusticia en el Puente de las artes que estuvo very well indeed. Yo me fui como a la 1:30 (una hora muy local de irse a casa), y pillé metro pero sólo una mini parte del trayecto, porque la línea con la que tenía que conectar, mi línea, ya no tenía tenía servicio. Un sábado a las 2 de la mañana. Así que caminé madrugádicamente por las calles de París, hasta llegar a mi barrio sobre las 3:30. Una cosa he de decir: la ciudad está muertilla de madrugada.
Hoy también me ha pasado una cosa curiosa (bueno, varias, que he dado un paseo muy largo). Estaba yo por el boulevard Vincent Auriol cuando oigo en un parque a un chaval gritando para medio París. Algo de que era jóven y tenía derechos. Al de diez segundos aparece un coche de policía (están everywhere!) y salen como cinco polis que van al parque. Yo estaba viendo el tema, cual espectadora de cine cuando se para una niña y me dice (en francés, obviamente):
- Qué violento.
A lo que yo le he respondido un (en francés también):
- Pues sí.
Y ha seguido su camino. Me ha caido bien esa niña.
Los polis simplemente han hecho callar al chaval, by the way.
¡Y he visto a la pasma de paisano! Llevaban un coche chiquitín con una de esas mini-sirenas azules y eran dos. Uno con pinta francés de toda la vida y otra con pinta de rapero, que llevaba una banda como rosa en el brazo que ponía Police. Como dicen los cartelicos de una asociación anarqua que hay por aquí Police par tout, justice nulle part (policía en todas partes, justicia en ningún lado).
Eso ha sido todo por hoy. Si habéis leido todo, gracias por vuestra atención.
Feel free to comment and to sugerir cualquier otra cosa que os gustaría que apareciese en el próximo À Paris.
Si es que esto lo lee alguien, of course.
Bonne semaine!
Clara
lunes, 13 de septiembre de 2010
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3 comentarios:
Lo del descuento a los militares en el Burguer me parece denigrante del todo. XD
Lo de los portales con código me parece interesante. Exijo foto. XD
bua tia que fuerte lo de las nietas de esa señora!!!!! :) son nuestras versiones francesas!!! jajajajajaja!!!
jo que ganas tengo de ir a paris...a ver si en octubre puedo! molaria muchisimo! :)
jajaja! me he partido el culo con lo del portal xD
y si, la verdad es que hay cosas de la sociedad francesa que dan mucho yuyu....ese amor a la armada... los ultracatolicos...la policia... pero afortunadamente hay gente normal tambien, como esa niña y su "que violento". :)
mil besos darling! a ver si voya visitarte pronto! que envidia me das! paseando por paris de madrugada aunque no haya nadie!
ooooo que envidia! y a decir verdad, que quieres que te diga, a mi no me sorprende q te ocurran cosas extrañas segun vas por la calle. son los franceses! k quieren q tengas cosas interesantes q contarnos en tu blog! xDD
mua!
pd. has visto ya el ultimo cap de gg?? OMG!!!!
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